CRITERIOS DIAGNOSTICOS

En los criterios de diagnóstico, hay tres áreas de síntomas que caracterizan al TEPT: volver a experimentar la experiencia traumática, comportamiento de evitación y estado de alerta.  En la cuarta edición del DSM en 1994, se agregaron nuevos criterios de diagnóstico, que estipulaban que los síntomas debían causar malestar clínico severo o deterioro en áreas sociales, ocupacionales u otras áreas importantes para las actividades personales. 

A. Existencia de un estrés reconocible, capaz de provocar síntomas significativos de malestar en casi todo el mundo.


B. El reexperimentar el traumatismo se pone de manifiesto por al menos uno de los siguientes síntomas:

1. Recuerdos recurrentes e invasores del acontecimiento

2. Sueños recurrentes del acontecimiento

3. Comportamiento repentino o sentimiento también repentino, como si el acontecimiento traumático estuviera presente debido a una asociación con un estímulo ambiental o ideacional

 

C. Embotamiento de la capacidad de respuesta ante el medio externo y reducción de la incorporación a él, que empieza en algún momento después del trauma, tal como se demuestra por al menos uno de los siguientes síntomas:

1. Disminución marcada del interés en una o más actividades significativas

2. Sentimientos de separación o de extrañeza frente a los demás

3. Constricción del afecto

 

D. Al menos dos de los siguientes síntomas no estaban presentes antes del trauma

1. Estado de hiperalerta o respuesta de alarma exagerada

2. Alteraciones del sueño

3. Sentimientos de culpa por el hecho de sobrevivir cuando otros no pudieron hacerlo o remordimiento por la conducta llevada a cabo para la supervivencia

4. Fallas de memoria o dificultades de concentración

5. Evitación de las actividades que evocan el recuerdo del acontecimiento traumático

6. Intensificación de los síntomas frente a la exposición de acontecimientos que simbolizan o recuerdan el acontecimiento traumático


E. Alteración importante de la alerta y reactividad asociada a sucesos traumáticos, que comienza o empeora después del suceso traumático, como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos.

Comportamiento imprudente o autodestructivo.

Hipervigilancia.

Respuesta de sobresalto exagerada.

Problema de concentración.

Alteración del sueño.


F. La duración de la alteración (criteros B, C, D, E) es superior a 2 días e inferior a un mes.


G. La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.


H. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (ej. medicamento, alcohol) a otra afección médica.  





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